CUANDO ACUDIR A UN PSICOLOGO

Algo que mucha gente suele comentar cuando llaman por teléfono a la consulta, es que no tienen muy claro si lo que les ocurre es motivo para hacer una terapia o no.

Son muchas las personas que todavía asocian la idea de consultar a un psicólogo, con el padecimiento de graves problemas o trastornos mentales. O también se llega a pensar que lo que ocurre es que la persona es muy débil para hacer frente a sus propios problemas.

Aunque puede haber consultas de estas características, lo cierto es que las razones que mueven a la mayoría de personas a consultar a un psicólogo, no suelen ser tan drásticas, y generalmente responden a una dificultad para hacer frente, en un momento dado, a una situación personal complicada.

Y eso, es algo, que a todos nos pasa en algún momento de nuestra vida. De repente nos vemos en una situación en la que estamos más vulnerables de lo normal y nos desajusta el desempeño y la resolución de lo que está pasando.

Entre las consultas más habituales podemos encontrar las siguientes:

  • Estar experimentando una situación de agobio, estrés, ansiedad o malestar, que ya se prolonga demasiado en el tiempo. Y que por muchos esfuerzos que intentamos hacer, parece que nuestro estado no evoluciona. En este caso, una terapia puede ayudar a calmar, desactivar este estado, encontrarse mejor y aprender recursos para hacer frente a esas fuentes de estrés y de tensiones.
  • Encontrarte preocupado por una decisión complicada que necesitas tomar, y que es muy importante en tu vida. En este caso, una terapia puede ayudar a pensar de forma más objetiva, a contemplar aspectos que quizá te puedan pasar desapercibidos, y a elaborar una buena toma de decisiones.
  • Tener problemas para relacionarte con los demás. En este caso, una terapia puede ayudar a mejorar tu repertorio de habilidades sociales y conocer mejor el funcionamiento de las relaciones interpersonales.
  • Experimentar un cansancio extremo que no te permite llevar una vida normal y desempeñar tus actividades diarias. En este caso, una terapia puede ayudar a identificar mejor esas fuentes de cansancio y organizar tus recursos para ir paliando sus efectos.
  • Tener un enfoque demasiado negativo y pesimista de la vida, y estar constantemente sufriendo y deprimido por esta causa. En este caso, una terapia puede ayudarte a modificar tu pensamiento y tu enfoque general, para que tengas un discurso mucho más optimista, motivador y positivo en tu cabeza que te ayude a ver y sentir las cosas de otro modo.
  • Estar atravesando problemas de pareja o sentimentales, como discusiones frecuentes, falta de comunicación, dificultades sexuales. En estos casos, una terapia dispone de muchas herramientas para trabajar en pareja y ayudaros a encontrar un mejor equilibrio dentro de la relación.

Y entre las consultas quizá menos solicitadas, pero también bastante normales, encontramos por ejemplo:

  • Ayuda para superar una ruptura sentimental.
  • Conseguir hacer frente de manera más adecuada a la pérdida de un ser querido.
  • Superar una fobia o temor recurrente o incapacitante: hablar en público, fobias sociales, temor a lugares cerrados, subterráneos o muy pequeños, etc.
  • Pensamientos de suicidio y falta de ganas de vivir.

Recurrir a un psicólogo no implica necesariamente tener que iniciar un proceso terapéutico largo. A veces, sólo basta con poder entender mejor lo que te ocurre y saber qué hacer. Hay muchas personas que sólo necesitan la ayuda de un psicólogo para aclarar esta primera cuestión, y después, tienen suficientes recursos por sí mismos para resolver lo que está ocurriendo.

Y luego hay otras personas que, por diferentes motivos, van a necesitar una intervención un poco más larga, y una ayuda mucho más específica. Aunque esto también es muy variable y va a depender de varios factores. Por ejemplo:

  • La gravedad del problema.
  • El tiempo que llevas sintiéndote así.
  • La implicación que tengas en su resolución.
  • Tus propios recursos personales.

Así que no lo dudes, si estás atravesando alguna de las situaciones que acabo de comentar, mi recomendación es que consultes con un profesional y que te explique lo que puede hacer por ti.

Por ejemplo, en mi caso, esta primera sesión siempre es gratuita, porque tiene la intención de ayudar a despejar todas estas dudas, y conocer, directamente del profesional, su modo de trabajo y el proceso habitual que suele llevar una terapia.

Un buen diagnóstico de tu situación, y a tiempo, puede ahorrarte mucho malestar.

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